Todos los personajes que en estas historias se encuentran son
propiedad de Stephenie Meyer, autora de la saga crepúsculo.

martes, 24 de enero de 2012

***...Entre cada nota...***



Recuerdo la primera vez que pisé este salón, ya se estaba oscureciendo y el cielo estaba completamente anaranjado y la luz daba de lleno en el salón, por lo que cuando entre sólo vi la silueta de una hermosa joven, cuando ella me vio, sus movimientos cesaron y detuvo la música. La salude cordialmente mientras ella exhausta sólo asintió con la cabeza en señal de responder el saludo. Tome asiento en frente del piano y comencé a tocar la pieza central de la obra de ballet que se estrenaría en pocas semanas, mientras yo tocaba ella comenzaba a moverse con movimientos al igual que la melodía que yo estaba tocando, cuando finalizó, su hermoso rostro tenía una gran sonrisa, la mire y ella con su dulce voz respondió:

-Tocas espléndidamente- luego, se sonrojo- mi nombre es Isabella Swan.

-Mucho gusto Isabella, mi nombre es Edward Cullen-

-Mucho gusto Edward.- De ahí en adelante para todos los ensayos nos saludábamos y disfrutábamos de la música y el baile durante y después de cada ensayo. Había algo en ella que me envolvía y me hacía pensar solo en ella, algo que no me permitía alejarme demasiado, se estaba volviendo indispensable para mí y no sabía cuál era la razón.

Los días pasaban, siempre solos en la misma sala de ensayos todos los días, a la misma hora y mas que hacer mi trabajo, me gustaba observarla.

Creo que ya se me ha hecho tarde- me dijo una anoche, después de haber ensayado sin descanso.

Sí, es muy tarde, quieres que te lleve? – le pregunté. Ella con una dulce sonrisa respondió- No quiero molestarte, de verdad no te preocupes- La observe mientras tomaba sus cosas para salir del salón, cuando atravesó la puerta, su cuerpo cayó al piso. Corrí para ayudarla, se notaba que estaba muy débil, la tome y la lleve a la enfermería del lugar, en donde la enfermera me sugirió que me la llevase a casa a descansar.

Como no sabia en donde vivía, la lleve a mi departamento, la acomode en mi habitación y prepare comida para cuando despertase. Cuando al fin recobró la conciencia, la vi aparecer en la cocina aun mareada y aturdida. La tome de los hombros y la lleve a la sala para que se sentara.

Te encuentras bien? -Le pregunte mientras la ayudaba a sentarse.

Si, muchas gracias- dijo aun aturdida- de verdad lamento estar incomodándote de esta forma.

No es ninguna molestia para mí, así que no te preocupes y trata de descansar- le dije mientras servía la cena. Comimos y conversamos, realmente era muy grato estar con ella.

-Y dime Edward, como fue que llegaste aquí?-

-Bueno, estaba en Paris en la orquesta sinfónica de la ciudad y bueno, necesitaban a alguien que quisiera venir para poder participar en esta obra como solista junto con una bailarina, pero nadie, además de mi, tenia intenciones de salir del país y menos del continente, la mayoría tiene una esposa e hijos, así que yo accedí. Es como una aventura, en la cual hago lo que me encanta hacer… música. Y tu? Desde cuando bailas?-

-Mas o menos de los 4 o 5 años, desde ahí me encanta, aun que al principio no era muy coordinada y parecía como si tuviese 2 pies izquierdos.-Ella se carcajeó mientras yo la miraba expectante, pero su mirada cambio totalmente.- He progresado mucho, pero la verdad es que aun me falta mucho y bueno, lo que sucedió hoy es producto de una vida agitada y un poco solitaria. En la compañía si llegas a formar amigos es un milagro, la mayoría se acerca para ver tus debilidades y así hacerte caer. No es fácil.- Su vista quedó en el suelo y yo, casi por instinto, me acerqué y la abracé. Al principio se sobresaltó, pero su cuerpo aun cansado no se movió ni un centímetro, me sobresalte cuando sus lágrimas comenzaron a caer descontroladamente, me arrodille en el piso frente a ella, le tomé las manos que en ese momento tapaban su cara.

-Por que lloras Isabella?- Espere unos segundos, para que se tranquilizara y pudiese responderme.

-No se si pueda hacerlo, a veces siento que esto es mucho para mi- La abracé y ya cerca de su oído le susurre- He visto en estos diez años de carrera muchas bailarinas interpretando papeles difíciles, pero ninguna a demostrado la pasión con la que tu cuerpo se mueve, realizando movimientos precisos, dándole forma a tu cuerpo, llenando de emociones el espacio, cuando toco el piano, puedo verte en cada nota… Isabella, no es primera vez que trabajo en solos con bailarinas y puedo decirte que eres única y que el sábado brillaras en el escenario y serás la mejor, yo estaré ahí para apoyarte… Seré el tipo vestido como pingüino que estará sentado en el piano.- Ella levantó la mirada y dejó escapar una sonrisa, luego casi como un susurro me dijo- gracias Edward, hace mucho que alguien no me abraza y me consuela de esta forma, gracias porque a pesar de conocerte tan poco, estas cuidando de mi.

-Linda, no tienes nada que agradecer, estaré para ti siempre que me necesites.- le di un beso en la frente, me paré y me dirigí a la cocina, tome un par de tazas y preparé café.

Cuando volví a la sala, ella estaba en el sillón totalmente dormida. Se veía tan angelical, me senté a su lado y la observé, mirarla dormir era uno de los mas grandes placeres que esta vida podría haberme dado. Le acomodé el cabello detrás de su oreja, acariciando su mejilla, luego la tomé en mis brazos y la lleve a mi cama, la acomodé y la cubrí con las sabanas. La estaba mirando por ultima vez antes de ir a la sala cuando su voz casi como un susurro me llamó.

-Edward no te vayas quédate conmigo- se sentó en la cama y espero que me acomodara a su lado. Me recosté sobre las sabanas que la cubrían y ella, viendo que estaba cómodo, apoyo su cabeza en mi pecho, mientras su mano rodeaba mi cintura. Estaba nervioso, mi corazón latía a mil por hora, ella me volvía loco y ahora que la tenia tan cerca pude sentir su delicioso olor a fresas el cual me llevó hasta el extremo de la desesperación, a contemple mientras dormía, hasta que mis ojos cedieron.

Bella Pov

Cuando desperté, estaba un poco aturdida, pero cuando mire a Edward que dormía plácidamente a mi lado me tranquilicé, recordando todo lo que había pasado la noche anterior. Miré el reloj, eran las 6 de la mañana, faltaban 3 hora para que iniciaran los ensayos, no quise pensar en eso, pero caí en la cuenta de que uno, no estaba en mi casa y tenía que ducharme y cambiarme y dos, que estaba durmiendo nada mas y nada menos con mi solista de piano, quien se veía endemoniadamente sensual durmiendo a mi lado. Me acerqué peligrosamente a su rostro y lo besé, fue un beso corto, pero cargado de emociones.

Desde que lo había visto por primera vez, me había cautivado su figura y su destreza para tocar el piano, estaba totalmente deslumbrada a pesar de que no lo conocía, pero anoche, había terminado de convencerme de que era un hombre maravilloso, me levanté lentamente, fui hacia la cocina y preparé un poco de café, estaba en eso, cuando Edward salió de la habitación.

-Hola, lamento haberte despertado y bueno estar molestando- le dije un poco nerviosa, quizás se había dado cuenta de que lo había besado.

-Em… no digas eso, realmente no molestas es solo que… nada olvídalo-me dedicó una sonrisa, aun que su rostro reflejaba una cierta extrañeza. Definitivamente él sabía que lo había besado. Sin decir nada, le serví una taza de café, se la deje en la mesa y sin querer deje que se cayese la cuchara. Me agaché para recogerla, gran error, Edward también se había agachado y para colmo, estaba frente a mi casi debajo de la mesa con nuestros rostros a pocos centímetros de distancia.

Chicas espero les guste…

Besos

Bella_Jen